14 julio 2009

La paternidad como un derecho opcional

Presentamos las ideas generadoras diseñadas para la charla reflexiva
"La paternidad como un derecho opcional", desarrollada por el compañero Ezequiel D’León
en ocasión de la celebración del día del padre
entre el colectivo de trabajadores y trabajadoras del BPBV


Puntos de partida para generar la reflexión inicial:

La paternidad es un derecho y no una obligación como erradamente nos han enseñado, al igual que la maternidad para las mujeres es un derecho opcional.

Una vez que se ha elegido ser padre, la paternidad pasa a ser una enorme responsabilidad social, legal y humana que debe ser asumida con aspiraciones a relaciones de poder más equitativas.

La paternidad es una decisión personal e individual que afecta directamente la vida ajena de otra persona (la vida de nuestro hijo o hija), por tanto no es una decisión fácil, una vida está en nuestras manos.

El otro lado del derecho a ser padres es el derecho a elegir no serlo. Ambas opciones complementan el concepto de responsabilidad.

En esta elegibilidad, no basta con querer o desear ser padres. La opción de la paternidad debe ir acompañada por condiciones básicas necesarias: voluntad analítica, capacidad mental para asumir la paternidad, vocación, aptitud, condiciones materiales mínimas, actitud realista, procesos de equidad en las relaciones de género y generacionales. Si una de ellas falta, la paternidad no será asumida de manera óptima.


Ideas tradicionales propias de paternidades erróneamente asumidas:


“Tener hijos-as es importante para que te cuiden en tu vejez”: es una idea que instrumentaliza a los hijos-as, los-as convierte en medios utilitarios, los-as hace seguros de vida y no sujetos autónomos de nosotros como padres.

“Tener hijos-as es un llamado de la naturaleza”: esta idea está basada en el concepto cristiano rígido de una sexualidad únicamente reproductiva y no una sexualidad placentera. De esta idea parte en buena medida la tradición de irresponsabilidad paterna, puesto que tener hijos-as, según muchos-as, es algo que decide la naturaleza y no nosotros.

“Tener hijos-as te realiza como persona”: es posible que para algunas personas, la reproducción represente una meta en la vida, lo cual no tiene nada de malo, sin embargo no necesariamente todos los hombres tenemos las mismas metas en la vida, por lo que podemos encontrar nuestra realización en otras cosas sin ejercer nunca nuestro rol de engendradores que aspira la sociedad que asumamos como nuestro sin mayor reflexión.

“Entre más hijos-as tengo más hombre y más viril soy”: la construcción machista acentúa en los hombres el rol engendrador o reproductivo que concibe a los hijos-as no como personas sino como trofeos de virilidad y fertilidad. Normalmente, este rol se ejerce sin ir acompañado de prácticas de responsabilidad paterna, lo cual repercute en la formación de los hijos-as y acrecienta más el rol sometido de la mujer respecto de la crianza y la maternidad no elegida.

“No tener hijos-as es una decisión egoísta”: esta frase es un sofisma descarado basado en el rol reproductivo de la sexualidad, puesto que argumenta que la elección de no tener hijos-as es manifestación de egoísmo, cuando con un poco de análisis nos podemos dar cuenta que no es posible ser egoístas con hijos-as que no existen o que hemos elegido no procrear. Más bien se es egoísta e irresponsable cuando, teniendo hijos-as, no les damos el afecto, la atención y las condiciones para su crecimiento y formación como personas autónomas.

“Los hijos-as son la unidad de una verdadera relación entre un hombre y una mujer”: esta idea instrumentaliza a los hijos-as como objetos que unen a dos personas, cuando los lazos afectivos entre dos personas no dependen en nada de los hijos-as. Los hijos-as son precisamente personas antes que ser argumentos útiles para que dos personas soporten su compañía mutua.

“Los hijos-as son una bendición”: esta idea es de base religiosa, omite la posibilidad de desarrollar modelos de paternidad por opción y atribuye a un ser superior el hecho de procrear hijos-as, desplazando el ámbito de la voluntad humana, además que fundamenta otra idea coligada: “Tendré los hijos-as que Dios quiera y mande”, frase opuesta a toda forma de planificación familiar que sume en la miseria miles de vidas de niños-as al año en el mundo en base a la idea de un dios que decide por nuestras voluntades.


Conclusiones generales:


En la medida en que vivamos la paternidad como una decisión voluntaria, libre y autónoma, como una opción elegible (al igual que debe ser entendida la maternidad para las mujeres), podemos aspirar socialmente a modelos de paternidad cada vez más responsables, modelos que entiendan a los hijos-as como sujetos, como personas humanas y no como objetos ni medios para la realización personal.

Tenemos el compromiso de promover la reflexión alrededor de este tema, el compromiso también de promover paternidades alternativas que tengan su punto de partida en el hecho de ser elecciones conscientes.

Es necesario promover el respeto y tolerancia hacia quienes han elegido conscientemente no ser padres y superar los prejuicios religiosos y machistas que muchas veces nos ciegan ante estos temas. Asimismo, es necesario promover la diferenciación positiva entre hombres que han llegado a la paternidad por la vía de la elección consciente y analizar sus procesos y aquellos hombres que no han llegado a ser padres por esa misma vía y examinar sus procesos.

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